El lunes por la noche, a las 21h50 partía el tren Irkutsk - Ulán Bator. Acompañado de Rodri llegamos con la suficiente antelación como para poder resolver cualquier problema que se nos planteara. No hubo ninguno. De hecho, toda la estancia en Rusia se desarrolló sin ningún contratiempo; ningún policía me molestó, la mafia rusa no quiso ningún trato conmigo, y los cacos permanecieron lo suficientemente alejados, salvo en el metro de Moscú, momento que yo aproveché para esquivarlos.
En el compartimento del tren tuvimos como compañía a Bayar, un periodista mongol, antiguo paracaidista y boxeador, alto con bigotillo tártaro, ropa vaquera, chupa larga de cuero y boina atravesada. Tras un comienzo frío nos hicimos las presentaciones, y con sus tres palabras de inglés, sus explicativos gestos, papel y bolígrafo, nos explicó que como hobby tiene la investigación de batallas aéreas en el territorio mongol. Después sacó su portátil y nos estuvo mostrando interesantes fotografías sobre sus últimas andanzas: en 1939 hubo una incursión aérea japonesa en la frontera ruso-mongola. Resultado de esa refriega, una serie de aviones fueron derribados y los restos quedaron exparcidos por el campo de batalla. Junto con otros compañeros de investigación, Bayar estuvo rescatando huesos, asi como reconociendo restos de fuselaje de aviones, bombas y otros elementos de la batalla. El fin de todo esto es levantar testimonio de lo sucedido y erigir, el próximo verano, un monumento conmemorativo en el lugar para rendir homenaje a los caídos. Las fotos incluían además de todos los detalles de lo encontrado, grandes paisajes, soldados bien firmes, las empleadas de los hoteles donde se alojaron, y los particpantes de la aventura trabajando sobre el terreno.
En el compartimento del tren tuvimos como compañía a Bayar, un periodista mongol, antiguo paracaidista y boxeador, alto con bigotillo tártaro, ropa vaquera, chupa larga de cuero y boina atravesada. Tras un comienzo frío nos hicimos las presentaciones, y con sus tres palabras de inglés, sus explicativos gestos, papel y bolígrafo, nos explicó que como hobby tiene la investigación de batallas aéreas en el territorio mongol. Después sacó su portátil y nos estuvo mostrando interesantes fotografías sobre sus últimas andanzas: en 1939 hubo una incursión aérea japonesa en la frontera ruso-mongola. Resultado de esa refriega, una serie de aviones fueron derribados y los restos quedaron exparcidos por el campo de batalla. Junto con otros compañeros de investigación, Bayar estuvo rescatando huesos, asi como reconociendo restos de fuselaje de aviones, bombas y otros elementos de la batalla. El fin de todo esto es levantar testimonio de lo sucedido y erigir, el próximo verano, un monumento conmemorativo en el lugar para rendir homenaje a los caídos. Las fotos incluían además de todos los detalles de lo encontrado, grandes paisajes, soldados bien firmes, las empleadas de los hoteles donde se alojaron, y los particpantes de la aventura trabajando sobre el terreno.
Después apareció Bold, un tipo que hablaba inglés y que lo primero que nos preguntó era qué opinábamos nosotros, como europeos, de su proyecto de negocio de exportación de flores mongolas al resto del mundo para celebrar San Valentín. Le expusimos lo que pensábamos y le dijimos que lo mejor sería que comenzara comercializándolas por eBay.
Siguió la conversación con Bold y nos estuvo explicando la existencia de un lama incorrupto en la ciudad rusa de Ulan-Ude que cincuenta años despues de su fallecimiento, y tal como había vaticinado, su cuerpo permanecía intacto y a la temperatura de 37º, más o menos. Este lama es visitado por grandes mandatarios de los países cercanos. Después continuó con la explicación de que muchos niños mongoles, siguiendo una tradición inmemorial, nacen con una marca en la parte baja de la espalda llamada por él blue spot. Esta marca es el distintivo de hombres más elevados que los comunes, pero que si finalmente no se desarrolla, se acaba perdiendo. También nos contó sobre la existencia de un libro que recogía un conocimiento antiquísimo de la tradición mongola que fue la que conoció Gengis Khan para dominar buena parte del mundo durante su reinado. Este libro sólo ha podido ser entendido por una mujer físico religiosa y asegura que ,en cinco años ,el mundo cambiará porque la nueva conciencia del hombre superior acabará imponiendose en este mundo de odio y destrucción.
La conversación transcurrió por senderos espirituales y mentales hasta que decidimos cenar lo poco que teníamos porque pensábamos que el tren tenía vagón restaurante, y mira tú por dónde, no.
A la mañana siguiente, tras haber dormido largas horas con el traqueteo del tren, el paisaje había cambiado bastante. Aunque todavía estaba nevado, se podía ver en algunos lugares la tierra del suelo, ya no era un lugar boscoso, sino mayormente rocoso con arbustos y árboles desperdigados. Ya no se trataba del terreno infinitamente llano de Siberia, sino más escarpado, con colinas negruzcas y torrenteras cubiertas de hielo. En este lugar ya no nieva en invierno ni llueve en verano como lo hace en Siberia.
En la última población de Rusia, el tren para 5 horas. En ese momento nuestro tren consistía en tan sólo un vagón. En la parada, se cambia la máquina y el vagón queda solitario durante ese tiempo en la estación. Salimos a dar una vuelta, y a comprar algo de comer y beber por la noche. La población, formada fundamentalmente por casas de madera, es un punto bastante alejado del mundo. El lugar menos apropiado para pasar 5 horas de espera. Más de una hora antes de partir de nuevo, tuvimos que subir al tren para rellenar los formularios de salida de Rusia y para el registro protocolario del tren. Dentro del tren hacía un calor de muerte y fuera, un frío de muerte.
Tras reanudar la marcha, atravesamos la frontera mongola y al llegar a la primera estación, el tren paró y volvió a cambiar de máquina. Estuvimos retenidos allí más de una hora rellenando los formularios de entrada al país y a la espera de que se incorporaran más vagones de otros trayectos de los ferrocarriles rusos. Los mongoles aprovecharon un rato en el que se podía bajar del tren para comprar para la cena. Además, nuestro vagón, que hasta entonces había estado casi completo, se quedó casi vacío porque los pasajeros se marcharon a la clase inferior para ahorrarse algo de dinero.
En estos periodos de parada entablamos conversación con Uttar, una alemana que trabaja como médico en Suiza y que viaja sola durante cuatro semanas por el transsiberiano hasta Pekin.
A pesar de que el trayecto Irkutsk - Ulán Bator se hace bastante pesado por las prolongadas paradas debidas a la burocracia fronteriza, me pude dedicar a la escritura, a la lectura y a escuchar música.
A la hora de la cena comimos y bebimos juntos Rodrigo, Uttar, Bayar y yo mismo, y para terminar saqué mi botella de Vodka ucraniano y por fin la terminamos. Bold, que estaba en el camarote contiguo, me dio su teléfono para que le llamara y quedáramos en Ulán Bator para que me pasara un CD con toda la información de los temas que habíamos estado hablando la noche anterior.
Esta vez no hubo fiesta, pero sí conversación y un buen ambiente.
A las 6h20 llegó el tren a Ulán Bator con una temperatura de -22º. En la estación nos estaban esperando el personal del hostel donde habíamos reservado y a Rodrigo y a mi se nos unió Utter que no tenía reserva en ningún lugar.
De momento, en este artículo sólo pongo esta foto que es de Rodri porque resulta que mi disco duro se empeña en hacerme la vida difícil, y no tengo acceso al archivo de las fotos (espero resolverlo pronto). Son, de izquierda a derecha. Bold y Bayar.
NOTA: Mañana por la mañana marchamos a una estancia de tres días al desierto del Gobi para conocer a los nómadas que por allí habitan. Espero que la experiencia resulte medio auténtica, y no una de esas patrañas organizadas, tan habituales en muchos lugares.
De momento, en este artículo sólo pongo esta foto que es de Rodri porque resulta que mi disco duro se empeña en hacerme la vida difícil, y no tengo acceso al archivo de las fotos (espero resolverlo pronto). Son, de izquierda a derecha. Bold y Bayar.
NOTA: Mañana por la mañana marchamos a una estancia de tres días al desierto del Gobi para conocer a los nómadas que por allí habitan. Espero que la experiencia resulte medio auténtica, y no una de esas patrañas organizadas, tan habituales en muchos lugares.
Ya veo que ahora te has echado un parejo, por cierto que pedazo de fotos que tiene en su blog, son buenísimas,creo que las retoca pero las hace bien, con muy buen gusto.
ResponderEliminarPalante como los de Alicante, el Desierto del Gobi, acabo de leer, que entre el dia y la noche puede haber 40º de diferencia!!!Ocasionalmente, el área es visitada por leopardos de la nieve, osos pardos y lobos!!!Cuidadín al dormir que os comen los bichos.
Un saludo extremeño
Cuantos amigos estas haciendo!!Espero que el disco duro deje de hacerte la vida imposible y nos puedas enseñar a los nómadas del Gobi.
ResponderEliminarMuchos besos y suerte!!
Tere.-
(...)Este libro sólo ha podido ser entendido por una mujer físico religiosa y asegura que ,en cinco años ,el mundo cambiará porque la nueva conciencia del hombre superior acabará imponiendose en este mundo de odio y destrucción(...)
ResponderEliminarSabes? esto me recuerda Sri Aurobindo, Madre y Satprem!!
Han bebido de la misma fuente?
Otro saludo extremeño :-)
Bueno esta vez parece que no hubo fiesta en las vias jejeje pero parece que la conversacion fue interesante y los tios muy majos ¡¡¡
ResponderEliminarUn beso juanito