Día 13. 8 de mayo. Banthanti Hill (2.660 m) - Chhomrong (2.170 m). De 8h05 a 13h30
La jornada continuó por los profundos valles boscosos hasta pasado Tadapani, una floresta de belleza espectacular. Después se llegaba a valles más abiertos orientados al sur, con terrazas de cultivos y el sol incidiendo con fuerza, aún así la jornada estuvo parcialmente cubierta de nubes. El camino eran continuas y fuertes bajadas y subidas, siguiendo el camino en buena parte empedrado que une las diferentes poblaciones.
La jornada continuó por los profundos valles boscosos hasta pasado Tadapani, una floresta de belleza espectacular. Después se llegaba a valles más abiertos orientados al sur, con terrazas de cultivos y el sol incidiendo con fuerza, aún así la jornada estuvo parcialmente cubierta de nubes. El camino eran continuas y fuertes bajadas y subidas, siguiendo el camino en buena parte empedrado que une las diferentes poblaciones.
Mi destino del día era Chhomrong a la entrada del valle para alcanzar el campamento base del Annapurna. Unos minutos antes de llegar comenzó a llover con enorme fuerza y me tuve que poner a refugio en el porche del primer hotel del pueblo. Tras pasar un poco la tormenta me moví y me acabé alojando en un guesthouse con una habitación de madera con unas vistas espectaculares sobre el valle, pero una vez más, muy mal aislado, y por la noche mientras leía, la habitación se me llenó de todo tipo de polillas e insectos.
Chhomrong ocupa la entrada de varios valles y su altura depara una vista espectacular sobre el Annapurna Sur y el Machhapuchhre.
Por la tarde y noche siguió lloviendo con fuerza, mientras las nubes pasaban al lado de mi ventana. En medio de la lluvia, la gente seguía jungando al boleibol en el fondo de valle. Por la noche, mientras me fumaba una pipa en el porche, oía cantar a las mujeres canciones típicas del lugar en una fiesta en la parte baja del pueblo. El repertorio constaba de unas tres o cuatro canciones, muy largas y repetitivas.
Día 14. 9 de mayo. Chhomrong (2.170 m) - Himalaya (2.920 m). De 8h05 a 14h40
Como la mañana se había levantado despejada, pude contemplar las heladas montañas del Annapurna y el Machhapuchhare, por donde sale el sol.
Tras bajar hasta el fondo de Chhomrong y voler a subir por la siguiente ladera, me fui introduciendo en el profundo valle del río Modi Khola que lleva a los glaciares de los Annapurnas. Todo lleno de bosques, el camino serpenteaba en pronuciadas subidas y bajadas con muchos tramos de escalones de piedra. El bambú es el árbol predominante en la zona central de este valle, seguido de rododendros y otras muchas especies. No vi ni al señor oso ni al señor leopardo de las nieves, muy escasos y esquivos.
Mi intención era haber llegado hasta Deurali, pero ni la hora ni las fuerzas acompañaban y paré en Himalaya, una población anterior. Población es mucho decir, puesto que Himalaya consta únicamente de dos guesthouse perfectamente hermanados. Sobre un llanito del valle, junto al río y rodeado de bosque, en este lugar comí y descansé a gusto, me di una ducha de agua bien fría y conocí a Bill, un georgiano (de estado unidos) mayorcete y muy simpático que iba acompañado por dos hermanos sherpas. La chica hacía de guía y el chico de porteador. También conocí a tres chicos coreanos de gran simpatía y sonrisa horizontal.
Día 15. 10 de mayo. Himalaya (2.920 m) - Machhapuchhre BC (3.700 m) - Annapurna BC (4.130 m). 6h20 - 9h40 - 11h45
Como el día anterior no había llegado a Deurali, ya a un paso de los campamentos bases, decidí salir más temprano que últimamente.
Antes de llegar a Deurali, a una hora y pico de Himalaya llegué a un refugio de roca en la montaña habitado ahora por una familia de antipáticos monos. Cuenta la leyenda que aquí antes que los monos moraron los yetis. Desde luego que el sitio tenía buenas vistas, ya que desde allí se podía divisar la parte alta del Machhapuchhare, con los Annapurnas a un lado del valle, y el río Modi Khola.
Y pasado Deurali, cuando ya me encontraba debajo de una de las salidas del glaciar del gigante Machhapuchhre (6.993 m), contemplé como el sol iba desplagando su fuertes rayos detrás de la montaña. Cuando el sol llegó a tocar el glaciar se levantaron las primeras nubes, producto de la evaporación instantánea del agua de la superficie de aquel mundo de hielo.
Llegué al campamento base del Machhapuchre (3.700 m) a las 9h40 y me tomé un largo descanso disfrutando de las vistas del pico y de sus glaciares. Al cabo de cinco minutos me percaté de que las nubes entraban ya por el valle, por lo que fui a preparar la cámara y el trípode. Cuando ya estaba a punto para hacer las fotos, las nubes ya lo cubrían todo. Y las nubes fueron entrando sin descanso. Seguí a un gran paso mi camino hasta al campamento base del Annapurna (4.130 m) al cual llegué en menos de una hora. Las nubes se extendían a pocos metros sobre mi cabeza y cuando llegué al final de la etapa, las 11h45, muy buena hora, continué caminando para asomarme al borde de precipio del glaciar. Me subí a un pináculo de piedra con banderas de oración, lo que es el llamado santuario del Annapurna. Rodeado de nubes, podía divisar parte del glaciar en el abismo y las montañas de enfrente mío, Tharpu Chuli (6.501 m) del centro de la herradura que conforma el circo glaciar de los Annapurnas.
Me alojé en el guesthouse de los tres que hay que tenía mejores vistas y enseguida pedí de comer. Por un día podría separar convenientemente la hora de la comida con la de la cena.
Al poco comenzó a llover con fuerza y ya no paró en todo el día y noche. Sobre las 20 horas además estuvo nevando a la altura del campamento base.
Con todo el friaco y la lluvia me di un estupendo baño con un cubo de agua caliente en un habitáculo donde entraba biruji por todos los lados.
A la salida del baño vi que habían llegado Bill y los sherpas y se alojaban en el mismo lugar. Y unas horas después, a la caida de la tarde, en medio de un buen aguacero aparecieron los coreanos sonrientes.
La cena fue de lo más animada puesto que fuera hacía un frío de impresión, y en el salón del guesthouse pusieron una estufa quemador debajo de la larga mesa con nagüillas. Estabamos reunidos gentes de Estados Unidos, Suecia, Rusia, Corea y Nepal (y de España). Allí charlé con Bill y les conté a todos mis planes. Bill tiene intención de ir a España de viaje con su moto y le estuve explicando algunas dudas que tenía al respecto. La chica sherpa contó que era atleta y que corría maratones de montaña internacionales con buenos resultados, pero las rodillas le estaban dando problemas y ahora descansaba haciendo de guía de montaña para turistas como Bill. Los dos sherpas y Bill habían estado, previamente al campamento base de los Annapurnas, en el tour del Everest.
Esta noche pasé frío pues, aunque me dieron dos mantas y yo iba, of course, con mi ropa interior térmica, las mantas en cuestión eran muy estrechas y resbalaban sobre mi saco, y caían fuera de la cama constantemente. Cuántas penurias, dios mío.
Día 16. 11 de mayo. Annapurna BC (4.130 m) - Sinuwa (2.360 m). De 8h30 a 15h50
Me levanté a las 5h30 para visitar la zona con el tiempo despejado. Resulta sorprendente como en estos lugares, por muy cubierto que esté la noche anterior, se levantan mañanas hermosas.
Caminé a lo largo de la lengua plana que está en las laderas del Hiun Chuli antes de fracturarse la montaña por el glaciar. En este lugar está el campamento base, que es el que pusieron una expedición británica en el 1970. El campamento base avanzado, el que se utiliza para escalar la montaña desde el sur, está a un día de camino atravesando el peligroso glaciar del Annapurna.
Desde donde yo estaba, la única excursión segura es moverse por el campamento base o subir algo las laderas del Hiun Chuli, el resto de actividades suponen bajar al glaciar y cruzar y escalar el valle para dirigirse al campamento base del Tharpu Chuli, una tarea muy ardua y algo arriesgada.
Había pensado la posibilidad de quedarme una segunda noche en este lugar para hacer trekking pero por lo antes expuesto y por la corta duración del día habil en este lugar, decidí tan sólo contemplar deleitado y fotografiar el lugar: el annapurna sur, el annapurna I, el III, el Machhapuchhare, el Hiun Chuli.
Desayuné en una mesa en el mirador del guesthouse contemplando el Annapurna Sur y el Annapurna I que estaban delante y con pereza y emoción acabé abandonando aquel lugar de abismos.
Volví a descansar en la misma roca del campamento base del Machhapuchhare y aunque llegué a la misma hora que el día anterior, las nubes todavía no habían hecho acto de presencia y estuve fotografiando el todavía despejado lugar.
El camino de regreso es por el mismo por el que se viene, por lo que ya bajando fui atravensando durante ese día lo recorrido en el día y medio anterior, con un camino fundamentalmente en descenso, pero sin faltar nunca las agradables subiditas.
Llegué a Sinuwa a la vez que el porteador sherpa de Bill por lo que nos alojamos todos juntos de nuevo, coreanos incluidos, en un guesthouse en el borde de una montaña con unas vistas espectaculares. Me di mi ducha de agua fresquita y por la noche oí los mismos cantos del folclore nepalí y salí con mi cámara a ver qué se acontecía. Bajo un tejadillo se sentaban multitud de mujeres de toda edad cantando, mientras dos varones percutían sus bombos. En la plazoletilla que formaban dos guesthouse la gente bailaba. Bien lo hacían tres chicas locales, el resto iban a su bola, sobre todo los turistas, que hacían corrillo y tenían su propia fiesta montada.
Día 17. 12 de mayo. Sinuwa (2.360 m) - Ghandruk (1.940 m). De 7h17 a 14h45
Seguí deshaciendo camino y me crucé por última vez con mis amigos en Chhomrong y les fotografié para la posteridad.
El sol apretaba de lo lindo y a mi el camino se me hizo extenuante con constantes paradas para beber agua y comer algunas galletas. Y aunque el resultado final de la etapa era que había perdido altura, lo cierto es que primero bajé, luego subí, luego volví a bajar, y por último una durísima subida hasta un villorio antes de Ghandruk. Me extravié por unos momentos del camino al llegar a unas granjas, pero pude fotografiar a una familia de simpáticos búfalos, los cuales no me dijeron ni mú.
El camino antes de llegar al precioso pueblo de Ghandruk, encaramado en la loma de una montaña, se suavizaba y por fin pude caminar después de muchos días por un terreno llano y amplio rodeado de altos árboles de sombra.
En Ghandruk me alojé en el primer Guesthouse, el Shangri-La que hace honor a su nombre. El más bonito, aseado y trabajado del recorrido. Desde él se podía ver una parte del pueblo, con sus casas perfectamente arregladas, y en el fondo el Annapurna Sur y el Machhapuchhare rodeado de nubes. Lo normal es que hubiera salido a dar una vuelta por la población, pero mi cuerpo me decía STOP. Descansé tan a gusto esa tarde noche, casi sin poderme mover del cansancio acumulado. Mientras reposaba por la noche en el porche, pude estudiar cómo los murciélagos daban buena cuenta de las polillas, que atolondradas se golpeaban constatemente contra la bombilla y las columnas. Qué animal más tonto.
Día 18. 13 de mayo. Ghandruk (1.940 m) - Birethanti (1.050 m)- Nayapul (1.070 m) - Pokhara. 09h10 - 11h45 - 13h - 15h
En el último día de mi larga excursión me levanté tranquilamente y desayuné mirando las montañas del Annapurna, antes de marchar de esa región.
Al abandonar el hotel visité Ghandruk, un pueblo de aspecto precioso, limpio y bien conservado. El camino continuaría durante toda la jornada cuesta abajo hasta salir fuera de la zona de los Annapurnas.
Aunque el calor apretaba, fui avanzando a buen ritmo por las laderas de cultivos de Ghandruk. Finalmente llegué al fondo del valle y tras una larga marcha después, caminando junto al río, llegué a Birethanti donde había una oficina de registro donde debía sellar mis documentos. Cruzando el puente, unos metros más adelante, ya fuera del área de conservación del Annapurna había otro puesto de registro, y mosqueado volví a quitarme la mochila y sacar los documentos.
Aún tuve que caminar hasta Nayapul para coger el autobus que me devolviera a Pokhara. Lo cogí según llegaba a la carretera, y no pude descansar ni el más mínimo instante. En dos horas y media llegué a Pokhara y atontado, pues iba durmiendo, me puse a caminar hacia el Hotel Moonland, al cual me costó llegar.
Después de coger habitación y recuperada la parte del equipaje que dejé a la marcha, me fui a comer al restaurante Boomerang, junto al lago, el lugar más chill-out que conozco en la zona. Allí me comí una estupenda ensalada supuestamente mediterránea, un crepitante plato de duro steak con patatas medio crudas y guarnición de verduras, un montón de pan de pita y una cerveza San Miguel; todo rico rico. Y brindé por el buen final de mi excursión.
Genial!
ResponderEliminarDesinféctate con las San Miguel (al final la propaganda va a ser cierta... y están por todo el mundo).
Y descansa -qué madraza soy- que en las fotos se te ve como de dormir poco. Ponte rodajas de pepinos en los ojos... y duerme con las manos por encima de la manta, no te gastes las energñias!
Un abrazo!
;maldö
Ya sabes Juanito, San Miguel, donde va, triunfa ; )
ResponderEliminarUn beso.
Tere.-
Pedazo de fotos,...
ResponderEliminarBonita excursión.
EMILIO
Joder que chulada. Me estan dando ganas de volver a hacer el macuto. Veo que estás en buena forma (no sólo física) y me alegro.
ResponderEliminarAnimo!!
Dani.
Sencillamente espectacular majete, que envidia, y nosotros aquí currando.... me kago en la ostia que me voy pa´ yaaaaaaaaa.....Vaya peazo de fotos, he cogido alguna y me las he puesto de fondo de pantalla......
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte, se te ve estupendamente, sigue así....
Un besazo fuerte tio!!!!!!!
Vaya fotazos tio! que paisajes!!!
ResponderEliminarMe alegro de que te vaya bien, aún pasando penurias lo estás disfrutando...
Por cierto, le he dado tu mail a un español que me encontré en Shanghai, Alex, que quiere ir a Lasha pero no sabe como, y como ya eres experto en esos temas le he puesto en contacto contigo, espero que no te importe
Un abrazo!
Ya estoy aquí, el Atleti es campeón Jota, por fin. No puedo entretenerme mucho, pero te escribo para que sepas que estoy bien. Por cierto, córtate el pelo que me llevas unas greñas demasié
ResponderEliminarHOLA JUANJO !!!!!
ResponderEliminarAyer recibimos la postal de tus colegas del garito (los cabezones), dales recuerdos si les vuelves a ver. Que sigas disfrutando de tu viaje !!!!! Un abrazo
¡Sube, sube Juanito, súbete a las nubes!
ResponderEliminarMAGA
Simplemente impresionante.Eres la envidia de todos los mortales, pero yo me estoy tomando una MAHOU con el Tetxos,eso si que da envidia y grima.
ResponderEliminarUn abrazo.
Juanpe
y el techos dijo.
Que putada, estar tomando unas cervecitas en condiciones y tu a hay jodido que te cagas tio, pero tu sigue adelante contando trolas.
BESITOS Y CUIDATE MUCHO
EL TECHOS
Hola J. qué fotos más impresionantessss hemos disfrutado mucho leyendo tus vivencias y viendo esos maravillosos paisajes que te acompañan, pero ahora descansa un poquito, muchos besos
ResponderEliminarJesús, Angelines y Noelia
Hola: me alegro que os haya gustado la excursión, y espero que no haya sido un tostón. Muchas veces no sé si me paso explicando... ¿sería mejor quedarse parco?
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