miércoles, 19 de mayo de 2010

VUELTA A LOS ANNAPURNAS, PARTE II

Día 08. 3 de mayo. Mukhtinath (3.800 m) - Kagbeni (2.776 m). De 9h45 a 12h15
Este día me lenvanté muy tarde por lo que mi plan de ir a Kabeni era ideal porque eran solo dos horas y media de camino.
Al salir de Mukhtinath en una mañana despejada, pude observar con claridad las montañas que el día anterior había atravesado por el Thorong La.
Aunque se trataba de un valle árido, por el fondo del valle hay agua, y es aprovechada para regar las huertas. El paso por la aldea de Purang y su monasterio en la parte me depararon fabulosas y pintorescas vistas del valle.


En un momento la pista se dividía en dos. Sin ningún cartel que informara de los destinos, consulté mi mapa y comprobé que había escogido la opción correcta para ir a Kagbeni, que queda ligeramente apartado de la ruta principal de los Annapurnas.
Quería ir a ese lugar porque Ricardo, del hotel de Pokhara, me había dicho que no dejara de visitarlo.
Kagbeni es una población santa para budistas e hinduístas, tiene un monasterio y los restos del castillo donde en su tiempo vivió el rey de estas tierras. Además, Kagbeni está situada en un lugar estratégico: es la puerta de entrada al reino del Alto Mustang, un territorio primitivo, con su propio rey, en el que se sigue viviendo de forma completamente tradicional: es un territorio desértico que limita al norte con el Tibet, no hay electricidad ni carreteras, la gente viste con prendas únicamente de cuero, y son muy sucios y agradables. El acceso al Alto Mustang está restringido: 500$ es la restricción, además, no es posible adentrarse solo, es necesario un grupo que lleve un guía y otros operarios que manejen las mulas donde se ha de llevar tiendas de campaña, comida, etc.

Llegué a Kagbeni y me alojé en el más clásico de los hoteles allí, La Casa Roja, junto al castillo, que además de excelente comida tiene pinturas de budas originales en sus paredes, además de molinos de oración.
En Kagbeni me recorrí todas sus calles, pasé túneles, visité el monasterio, descubrí estatuas dedicadas a la fertilidad (véase imágenes), y atravesé los riachuelos que riegan sus huertas.
Kagbeni está en un estrechamiento del valle glaciar que comunica el alto y el bajo Mustang, por lo que las vistas desde este lugar son espectaculares en todas las direcciones. Crucé un puente colgante al otro lado del valle y por un sendero bastante expuesto me alcé a un pináculo de roca con banderas de oración y fotografié con deleite, el valle del alto Mustang que se abría delante de mi.

Ese día me comí dos hamburguesas de carne de yak hechas con pan de pita, una al mediodía y otra para cenar. De las mejores que he comido. A la hora de la cena una mujer de aspecto misterioso me dio información útil sobre Himachal Pradesh y Cachemira en la India.
Por la tarde se despejó completamente el cielo y desde una de las terrazas de la Casa Roja pude contemplar maravillado la silueta imponente del Annapurna I (8.091 m). Y estuve contemplándolo hasta que oscureció, disfrutando de cómo el sol iba dejando lentamente de iluminar las paredes de hielo y roca.


Por la noche volví a subir a la terraza y como no había luna, estuve observando el cielo negro hasta que por fin vi una estrella fugaz, o bólido.


Día 09. 4 de mayo. Kagbeni (2.776 m) - Tukuche (2.590 m). De 7h30 a 14h10
El camino continua por el antiguo valle glaciar del río Kali Gandaki, un lugar árido rodeado de montañas que ocultan montañas aún más altas detrás. Es el camino que une Kagbeni con Jomson y en él me encontré a un par de santones, a gente a caballo a burros de transporte y a personas de transporte. Cuando el camino enfila hacia Jomson pude observar el pico Daulaghiri y a los aviones pasar camino del aeródromo de la población.
Este día y el siguiente me reventaron los pies, es decir ampollas. Y es que en este lugar ocupado anteriormente por un glaciar, todo el terreno estaá compuesto de cantos rodadados, desde unos pocos centímetros hasta muchos metros de longitud.



Atravesé Jomson y no me percaté de que la noche anterior había habido revueltas políticas y peleas en sus calles. Continué por el valle con mucho calor, tuve que parar para hacerme drenajes en los pies y ponerme más esparadrapo, y atravesé el bonito pueblo de Marpha, todo limpio y ordenado, todas las casas de color blanco y rojo, con su monasterio y todo. Aquí suele acabar la jornada del día, pero para mi era pronto y decidí continar hasta Tukuche, donde llegué cogeante y me alojé en un guesthouse en el que estaba yo solo, regido por un matrimonio de tibetanos. Estos eran terriblemente agasajadores y me contaron las últimas noticias políticas de Nepal y que los turistas estaban marchándose camino de Kathmandú, cogiendo un avión desde el aeródromo de Jomson. Yo seguí a lo mío y pregunté por la existencia del yeti en el lugar, pero parece ser que allí está extinto.



Día 10. 5 de mayo. Tukuche (2.590 m) - Ghasa (2.010 m). De 7h55 14h00

La jornada se levantó nubosa y ya no pude volver a ver el Daulaghiri, aún pasando por el camino que llevaba a uno de sus glaciares. Continuaba por el enorme valle glaciar pisando piedras y lentamente fueron apareciendo de nuevo los bosques. Abetos y otros pináceas fundamentalmente. Continuaba perdiendo altura y aumentando el tamaño de mis ampollas, pues aunque bajar puede parecer más descansado que subir, castiga mucho más los pies y las articulaciones de las piernas. Vamos, que la jornada se me hizo larga.


Seguí atravesando pequeñas y pintorescas poblaciones de piedra a la orilla del río y finalicé en Ghasa en un hotel para mi y para un alemán que ya había visto en jornadas precedentes. Tuve la fortuna que cuando llegué pude ver en diferido el partido FC Barcelona - Inter Milán, pero el Barça no pasó a la final.
Esa tarde-noche tuve que trabajar intensamente con mis piés. Incluso llegué a pensar en descansar un día, pues me costaba caminar.


Día 11. 6 de mayo. Ghasa (2.010 m) - Totepani (1.190 m) - Shikha (1.936 m). 6h55 - 11h15 - 14h45
Los piés se me fueron recuperando tras mi contundente actuación de la noche anterior y realicé una jornada que al final se me hizo muy larga y cansada. La ruta sigue por el valle del río Kali Gandaki hacia el sur ya mucho más estrecha pero igual de profunda, y según se va perdiendo altura la vegetación vuelve a ser tropical. Llegué a Totepani y decidí continuar hasta donde me llegaran las fuerzas.



En este punto la ruta gira hacia el este, pues en Totepani se rodea la esquina suroeste del macizo de los Annapurnas.
Aquí ya hacía un calor importante y según iba subiendo las laderas para coger de nuevo altura, los campesinos, sin distinción de edad o condición, me ofrecían para fumar. Y es que en toda esta zona del recorrido, por todas partes crece el cáñamo ,dejando una suave fragancia en el ambiente.
Cuando ya estaba realmente cansado, antes de llegar a la población de Shikha, paré en un guesthouse que se distribuía a ambos lados de la calzada de piedra que formaba el camino. Estaba en la parte alta de la montaña, rodeado de terrazas de cultivo y de bosquecillos de bambú. Allí me alojé en una habitación de madera, y me aseé y comí mientras el dueño preparaba cestos de bambú.



Día 12. 7 de mayo. Shikha (1.936 m) - Banthanti (3.180m) - Banthanti Hill (2.660 m). 8h20 - 13h30 - 14h
Tras caminar un rato desde mi guesthouse llegué a Shikha, repleta de hotelitos. La jornada fue dura y extremadamente bonita. El camino era al principio una continua y fuerte subida hasta llegar a Banthanti, rodeado de bosque y de nubes.

 
En Banthanti el camino se bifurca. Yo continuaba al noreste para irme adentrando en el macizo de los Annapurnas y poder alcanzar el campamento base. Mientras que la otro camino ya continuaba hacia abajo, el mío continuó cogiendo cada vez más altura. En seguida me introduje en un bosque de rododendros mientras comenzaba a llover. Subiendo escaleras llegué a un mirador espectacular en el que en días que no eran como este, se puede contemplar todos los altos picos que rodean el lugar.
Le siguió una bajada y una nueva subida y una nueva bajada, y me introduje en el bosque más bonito que nunca había visto: encajado en un estrecho valle completamente rebosante de vegetación, de bambús, a los rododendros en flor les colgaban musgo y enredaderas de sus ramas mientras la niebla atravesaba el ambiente. Procurando no tropezar, yo seguía el cauce del río en una empinada bajada.


Quería haber llegado a Tadapani, pero me quedé a una hora antes ya sin fuerzas, en un hotelito encima de una montaña rodeado por un profundo precipio lleno de vegetación. Era el único inquilino y todos lo miembros de la familia seguían interesados todas mis actividades, ya fuera pasear, escribir el diario, comer.
A última hora de la tarde se abrieron un poco las nubes y pude ver la pared y el glaciar del Annapurna Sur (7.219 m) y del Hiun Chuli (6.441 m).


6 comentarios:

  1. Muy buena narración escribete una guía, te propongo LONELY JUANJO, estoy como loco esperando la siguiente entrega. Creo que el LUTE se ha metido dentro de tí: CAMINA O REVIENTA. Menos mal que has parado a recomponer tus pies sino te salen ampollas en las ampollas y esoes muy doloroso. Por cierto muy curiosos los muñecos Hinchables que has fotografiado son hiperrealistas.
    Un saludo y pa'lante.

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  2. Por cierto el perro de lunares de la entrada anterior, traetelo que nos forramos...

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  3. Muy interesante esta parte del viaje. Dan muchas ganas de vivir y contemplar todo aquello, el sueño de cualquier montañero.

    Pero una cosa, aparte de ir sin guia, hacer la ruta en menos tiempo de lo previsto... también ibas cargando la mochila tocha todo el rato??

    Caben zotz! Te veo hecho todo un vasco...¡!

    Saludos desde Vitoria!

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  4. Muy bonito e interesante.
    Eso sí, la próxima vez que una mujer de aspecto misterioso se cruce en tu camino, sácale una foto macho, que me he quedado con una intriga...
    ;)

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  5. Juanito perdona mi ausencia ¡¡¡¡¡¡
    Primero te escribo y ahora te leo todas las novedades ¡¡¡¡¡
    Espero que estes muy bien y que sigas disfrutando de tu viaje.
    Un besazo muyyy fuerte, voy a ponerme al dia

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  6. emocionaita toita me has dejao...sin palabras...si me encontrara en el campo seguro que se me hubiera llenado la boca de moscas, la cara que se me ha quedado al observar los lugares mostrados...mueeeeeeetaaa...
    coincido en la opinión de Emilio: "eres un brillante narrador" ¡Felicidades chavalote!, eres un fenomeno. Bexhos
    MaRía A

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