Esta nota del diario lo voy a colgar de una manera diferente al habitual. Gracias al comentario de Emilio, me recordo que se podian cargar los contenidos en blogspot enviandolos por correo electronico, lo he configurado y asi es como lo hago ahora. Supongo que las fotos apareceran apelotonadas al final del texto, pero como desde aqui no se puede acceder, no me enterare como queda ni podre leer vuestros comentarios. No se puede tener todo.
Hoy 27 de marzo ha sido el ultimo dia completo en Pekin puesto que mañana al mediodía parto junto con el fotógrafo Juan Carlos Castresana a Xining, la entrada al Tibet.
La primera actividad de la mañana fue cargar, tras grandes esfuerzos, las dos últimas entradas al diario con el ordenador de Rodri. Lo de saltarse la prohibicion no es tan fácil, el programa no siempre funciona y anoche estuve intentándolo una y otra vez sin resultado alguno. Sin embargo, esta mañaana la cosa fue muy bien y pude hacer lo que anoche me fue imposible.
Después, cerca del medio dia marchamos al Templo del Lama, un conjunto de edificios de carácter religioso en el que se forman estudiantes del budismo chino. Lo mas llamativo han sido las ofrendas de incienso que se hacen a la entrada de los templos. Los devotos cogen un manojo de varillas con incienso, lo prenden y se consumen a gran velocidad; hacen unas reverencias y los tiran a los fogones. Los templos están, por supuesto, repletos de budas y de dioses protectores. El último, al final del complejo, es un gran buda de muchos metros de altura. Además hay un edificio y un museo dedicado al budismo tibetano.
La segunda visita que realizamos fue al parque del Templo del Cielo. Es curioso que para entrar a un parque haya que pagar entrada (estos son los derroteros del comunismo, que cambiando dos letras de sitio se ha convertido implacablemente en consumismo). Tambien deben abonar la entrada los chinos, pero los había que accedian con una tarjeta, por lo que pensamos que debía ser de residente, de Pekín, o del barrio a donde corresponde el parque.
En este enorme parque, como todo lo de aquí, ocupado en su casi totalidad por cipreses, lo mas llamativo es el espectáculo que forman los propios ciudados que este lugar acuden. A la entrada del parque, una mujer danzaba con sus cintas de colores y grupos de 5 o 6 personas, desde jovenes a ancianos, jubaban con gran habilidad con la pelotita alada del badgminton.
En los corredores cubiertos del parque la gente se junta para jugar a las cartas, cantar y bailar.
Multitud de hombres y mujeres en grupos de cuatro, más los curiosos de alrededor, juegan velozmente con barajas francesas. El juego es amenizado por personas que con microfono y partitura cantan las mas horripilantes canciones, desafiando la resistencia de los tímpanos y de las neuronas. La armonía y la entonación no estan permitidas en este lugar. Aquí se canta como en Europa sonaría el abrir de una puerta oxidada. Dan ganas de matarlos.
Además de los solitarios, hay grupos de musica completos con trompetistas y cantantes, tambien emitiendo sonidos chirriantes que hace perder los nervios.
Extrañamente, al final de un corredor habñia un acordeonista que tocaba bien, con un cantante que entonaba perfectamente. Al poco de llegar nosotros terminó la cancion y una señora habló con el músico y comenzó su cantar. Ha sido la única tonada que me ha sonado bien en mi estancia en Pekín. La mujer parecía una mezzosoprano, haciendo gorgoritos bien temperados. Sin embargo, el grupo que había a su alrededor era el menos numeroso de todos. Al terminar, la aplaudí a rabiar emocionado de escuchar algo que mi cerebro era capaz de asimilar.
Mas adelante habia un diskjokey con aspecto de mafiosos que ponía canciones con ritmo de baile y que no tenía inconveniente en cortar a la mitad para poner la siguiente. La gente bailaba entusiasmada, tanto ancianos como jovenes.
Por último, antes de salir del parque, encontramos a dos trompetistas tocando pasodobles españoles y a un niño pequeñín bailando a su alrededor.
Comimos muy bien en un restaurante ya conocido al lado del hostel, y después me marché a comprar el billete de tren para Xining. Había quedado con Juan Carlos Castresana en la boca del metro de la estación central de trenes de Pekín.
La compra no resultó complicada. Al vendedor le mostramos un papel en el que estaban escritos, en caracteres latinos, todos los datos del viaje. El hombre tenía rudimentos de inglés y con eso nos fue suficiente para adquirirlos. Se trata de un viaje de 24 horas en tercera clase que nos llevará a una ciudad a la entrada del Tibet. El lugar lo eligió Juan Carlos porque es una población tradicional china, sin el desarrollo reciente de las principales ciudades, por lo que se puede contemplar todavía la forma clásica de vida de este país.
Esto tiene sus inconvenientes como por ejemplo, que no haya carteles con caracteres latinos y que no haya nadie que conozca mínimamente el inglés.
Porque lo cierto es que hasta ahora no ha sido difícil moverse por Pekín. La mayoría de la información se puede leer, y en los lugares donde van turistas siempre hay alguien con el que te puedes entender.
Estos chinos pekineses, tan raros para sus cosas, son tambien muy aplicados, y en pocos años han conseguido que una parte de la población conozca el inglés lo suficiente como para poder asistir al extranjero (algo que en 50 años todavía no se ha conseguido en España).
Sobre las 10h45 hora local, of course, Rodri y yo salimos a comer algo ligero pero todos los puestos callejeros estaban ya cerrados. Encontramos en un cruce de calles a un tipo que preparaba pequeños pinchos de carne a la brasa y nos cogimos dos cada uno, pidiendole por favor que no nos echara especias picantes. La cena resultó escasa pero sabrosa, ademas de barata (1 yuan por pincho, unos 11 centimos de euros).
Y hasta aqui la estancia en Pekin. Cuando llegue a Xining, el domingo al mediodia, intentaré conectarme de nuevo a la red. Hasta ahora en todos los hostel en donde he residido tenian wifi gratis y algún ordenador, pero cada lugar es una incognita.
Hasta la proxima aventura, cuidaos todas y todos, y todes, y todis, y todus.
Quién te iba a decir que ibas a poder escribir tanto en el blog!! :-)
ResponderEliminar¿O acaso lo sabías?
Me tienes enganchao.... ¡¡¡pirata!!!...
ResponderEliminarSi Mao levantase la cabeza....
Sigue así majete....
Un abrazo fuerte
Juan! Que te vaya muy bien por tierras tibetanas!! buen viaje y muxa suerte!!!
ResponderEliminarVamos para el Tibet, saludas a las grandes montañas de mi parte y de todos mis compañeros!!!
ResponderEliminarSaludos extremeños donbenitenses zamoranos
Ya veo que estás disfrutando de lo lindo, pero la alimentación no la descuides, ya te mandaré unos changüiches de mortadela. Saludos y abrígate bien.
ResponderEliminarHola Juanjo, aunque no escribo te sigo desde la jauría diaria madrileña.
ResponderEliminarMe das mucha envidia por todo lo que estas viendo y a toda la gente que has conocido y vas a conocer.
La próxima vez que entre en un todo a 100 tendré más cuidado con los chinorros, aunque he de decir que tengo debilidad por sus aparatitos digitales y su gastronomía ( pese a que aquí no traigan caballitos de mar, escorpiones y eso). Tienen buena pinta!!!!!.
Ahora en la nueva etapa Tibetana espero que tus aventuras sigan siendo tan entretenidas y sobre todo interesantes.
Un saludo y cuídate.