El lunes tenía dos opciones, o visitar el Kremlim en su interior o caminar por las calles haciendo un par de itinerarios del Moscú clásico. Opté por esto último. Estos paseos me llevaron por calles históricas de la ciudad con iglesias cada pocos centenares de metros, algún monasterio, parques repletos de nieve, el teatro Bolshoi y calles peligrosas por el hielo en el suelo. Al final de la primera ruta acabé en un centro comercial que hay situado enfrente del Kremlim en la plaza Roja. Se trata de un enorme palacio de aspecto barroco ocupado por las más finas tiendas de las más caras marcas que uno pueda imaginar.
Realmente se trata de uno de los centros comerciales más bonitos, y supongo que más caro, que he podido visitar. Además es un lugar magnífico para entrar en calor tras un paseo por la calle. Mi sorpresa fue cuando a los pocos minutos de estar en su interior una canción conocida empezó a sonar por megafonía. ¿cuál podría ser? si amigos, la macarerena, ahá. La gente empezó a salir de las tiendas y a colocarse en pasillos y pasarelas y comenzaron a danzar el ritmo machacón. Realmente era un espectáculo puesto que imagináos Moscú, un lugar lleno de mujeres realmente guapas, y aún más, dentro del centro comercial más pijo del mundo. Yo no me animé a bailar y me quedé como mero espectador fotógrafo, pero lo cierto es que la mayor parte de la gente danzó al menos unos compases. La canción se repitió dos veces y al finalizar, la gente aplaudió enloquecida y volvió a sus tareas habituales.
Realmente se trata de uno de los centros comerciales más bonitos, y supongo que más caro, que he podido visitar. Además es un lugar magnífico para entrar en calor tras un paseo por la calle. Mi sorpresa fue cuando a los pocos minutos de estar en su interior una canción conocida empezó a sonar por megafonía. ¿cuál podría ser? si amigos, la macarerena, ahá. La gente empezó a salir de las tiendas y a colocarse en pasillos y pasarelas y comenzaron a danzar el ritmo machacón. Realmente era un espectáculo puesto que imagináos Moscú, un lugar lleno de mujeres realmente guapas, y aún más, dentro del centro comercial más pijo del mundo. Yo no me animé a bailar y me quedé como mero espectador fotógrafo, pero lo cierto es que la mayor parte de la gente danzó al menos unos compases. La canción se repitió dos veces y al finalizar, la gente aplaudió enloquecida y volvió a sus tareas habituales.
Continué por una segunda ruta a pié y por la tarde completé mi visita al metro después de haber visitado dos rascacielos más de la era soviética. El rascacielos que antes era el hotel Lenin ahora es el hotel Hilton. El capitalismo de mercado venció al capitalismo de estado.
Por la noche se celebró una fiesta en el hostel, creo que para celebrar que por fin me marchaba y les dejaba en paz.
Este día estábamos en el hostel Martin, el holandés que reside allí por una temporada y hace labores logísticas para el mismo, otros empleados a tiempo parcial, tres chavales daneses de gran simpatía y perfecto inglés, Tom un inglés viajero y algún amigo ruso del hostel. También había algún ruso de mirada aviesa y nula comunicación que no participaron en ningún momento de tan magno evento.
La fiesta consistió en una cena preparada por los amigos daneses, más vodka. Cada vez que se bebe vodka hay que tomar zumo o infusión. La cosa es que el vodka entra muy bien pero luego sale con dificultad.
La fiesta fue de lo más divertida. Se habló de numerosos temas de los que la verdad, no me acuerdo casi de ninguno. Cada cierto tiempo se salía a fumar a la escalera y en el salón sonaba todo el rato buena música seleccionada de los mp3 de los asistentes.
Tom el inglés me dijo que él se dirigía a Sydney para vivir allí algún tiempo, y que cuando llegara le diera un toque porque me daría alojamiento si yo le enseñaba español. Martin me dio un taco de tarjetas de visita del hostel para que las repartiera entre los hostales por los que iba a pasar en Irkutsk, Ulán Bator y Pekín.
De esa fiesta todos salimos superamigos y superborrachos. Yo me quedé dormido en el salón y después era incapaz de limpiar mi cama de todas las cosas que había sobre ella. Me debí acostar sobre las 3 de la mañana y me tenía que levantar sobre las 9h30 para que me diera tiempo a preparar todas mis cosas para la salida del transsiberiano que estaba programada para las 13h35 del martes.
Me levanté con un cuerpo terrible; odio el vodka. Me esforcé por desayunar aunque no lo completé. Menos mal que el ibuprofeno ayuda al pecador. Cuando se levantaron mis compañeros aparecieron haciendo eses por los pasillos y todos fueron raudos a sentarse en el sofá y dejar que su cuerpo volviera a este mundo. A mi me costó una eternidad hacer la mochila porque no encontraba las cosas. Después, me lavé a conciencia para aguantar los días del tren y finalmente, salí a cambiar dinero al banco más cercano al hostel.
Me despedí efusivamente de mis compañeros-amigos del hostel de Moscú, le di un beso a la recepcionista y dije bien alto !Paká, Dá Esvidania! !Adios, hasta la vista!
Los del Río son unos espías de la URSS? nunca lo hubiera pensado, esa canción fue usado por el partido de Clinton electoralmente.
ResponderEliminarSeguro que has echado de menos los crampones para pasear por esas calles tan heladas.
Menos mal que te has ido de Moscú estabas a punto de hacerte adicto al VODKA y al IBUPROFENO.
Por cierto en esa hostel hay un tío que se parece al del Ambrosio,pone Vodka en la camiseta.
VAMOS QUE YA QUEDA MENOS PARA LLEGAR A OTRO SITIO.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLOS DEL RÍO CREO QUE YA NO NECESITAN TRABAJAR MÁS (Y YO SE LO AGRADEZCO), LA SGAE SE ENCARGA DE TODO.
ResponderEliminarEL DE LA CAMISETA QUE SE PARECE A RICARDO ES MARTIN, EL HOLANDÉS.
jajaja la macarena en moscú,es increible ¡¡¡¡¡
ResponderEliminarOye que estas tu muy fiestero, me alegro mucho
Un besote
Jo_er!!!
ResponderEliminar'Antodavía' La Macarena??
En esta década?? Increible!!
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(...)Menos mal que el ibuprofeno ayuda al pecador(...)
Jajajaja.. muy bueno ;-)