De vuelta en Leh me reencontré con una alemana con la que había coincidido una semana atrás y me comentó que al día siguiente iría a la cercana población de Sabu a visitar el oráculo, ya que los domingos recibe más gente.
Esa tardenoche coincidí con Alicia que esperaba que aparecieran Uri y Naty. Sin estos nos fuimos a cenar juntos y le comenté la propuesta de la alemana.
A las 8 y pico de la mañana del día 18 nos encontramos los tres y tomando un taxi por un módico precio nos fuimos hacia Sabu. Al taxista le contamos nuestros propósitos y para ello nos dejó en un punto totalmente equivocado. El capullo nos dijo que bajáramos antes de cruzar el puente por lo que tuvimos que cruzar un caudaloso río descalzos para llegar a las inmediaciones de la casa del oráculo.
Los oráculos (Lhamo) en Ladakh son la expresión del chamanismo bön. Existen dos tipos de chamanes, los monásticos, reconocidos y prestigiados y que sólo ya existen en tres monasterios de Ladakh, y el seglar, que es mayoritariamente femenino y mucho más abundante.
El chamán vive en poblaciones y entrando en trance ayuda a sus congéneres en consejos sobre disputas y problemas personales y en la sanación de enfermedades.
El proceso de gestación de un oráculo se produce cuando la persona, de forma inesperada, comienza a enfermar psicosomáticamente acompañado a menudo de posesiones de espíritus. Este proceso puede durar meses o años, y durante ese tiempo la persona es censurada y apartada de la sociedad. Debe ser un monje muy experimentado, mejor si es un lama, el que mediante una liturgia tántrica, identifica si los espíritus que poseen al futuro oráculo son buenos o demoniacos, generando e introduciendo en su interior una deidad tutelar con el fin de ahuyentar a los malos espíritus.
La sabiduría del budismo consigue dominar a los viejas fuerzas de la naturaleza y orientar las conductas hacia un bien común.
Llegamos sobre las 8h45 a la puerta de la casa del Lhamo de Sabu. Allí estábamos unos 8 turistas y pocos más. Mal presagio.
Entramos en la sala con sillas y suelo para sentarse y donde una puerta daba a una gompa.
Apareció una anciana que se introdujo a hacer postraciones. Alicia, ni corta ni perezosa se fue con ella a hacer el mismo ejercicio para alarma de una turista occidental que le gritó que no, que allí no debía entrar. La anciana le señaló a Alicia que se quedara con ella en las postraciones.
La anciana resultó ser la Lhamo, la oráculo.
La sala se llenó de personas locales, en su mayor parte mujeres. Algunas venían con niños, pude ver a un bebé con escoriaciones en la cara, trabajo ideal para la lhamo.
Esa tardenoche coincidí con Alicia que esperaba que aparecieran Uri y Naty. Sin estos nos fuimos a cenar juntos y le comenté la propuesta de la alemana.
A las 8 y pico de la mañana del día 18 nos encontramos los tres y tomando un taxi por un módico precio nos fuimos hacia Sabu. Al taxista le contamos nuestros propósitos y para ello nos dejó en un punto totalmente equivocado. El capullo nos dijo que bajáramos antes de cruzar el puente por lo que tuvimos que cruzar un caudaloso río descalzos para llegar a las inmediaciones de la casa del oráculo.
Los oráculos (Lhamo) en Ladakh son la expresión del chamanismo bön. Existen dos tipos de chamanes, los monásticos, reconocidos y prestigiados y que sólo ya existen en tres monasterios de Ladakh, y el seglar, que es mayoritariamente femenino y mucho más abundante.
El chamán vive en poblaciones y entrando en trance ayuda a sus congéneres en consejos sobre disputas y problemas personales y en la sanación de enfermedades.
El proceso de gestación de un oráculo se produce cuando la persona, de forma inesperada, comienza a enfermar psicosomáticamente acompañado a menudo de posesiones de espíritus. Este proceso puede durar meses o años, y durante ese tiempo la persona es censurada y apartada de la sociedad. Debe ser un monje muy experimentado, mejor si es un lama, el que mediante una liturgia tántrica, identifica si los espíritus que poseen al futuro oráculo son buenos o demoniacos, generando e introduciendo en su interior una deidad tutelar con el fin de ahuyentar a los malos espíritus.
La sabiduría del budismo consigue dominar a los viejas fuerzas de la naturaleza y orientar las conductas hacia un bien común.
Llegamos sobre las 8h45 a la puerta de la casa del Lhamo de Sabu. Allí estábamos unos 8 turistas y pocos más. Mal presagio.
Entramos en la sala con sillas y suelo para sentarse y donde una puerta daba a una gompa.
Apareció una anciana que se introdujo a hacer postraciones. Alicia, ni corta ni perezosa se fue con ella a hacer el mismo ejercicio para alarma de una turista occidental que le gritó que no, que allí no debía entrar. La anciana le señaló a Alicia que se quedara con ella en las postraciones.
La anciana resultó ser la Lhamo, la oráculo.
La sala se llenó de personas locales, en su mayor parte mujeres. Algunas venían con niños, pude ver a un bebé con escoriaciones en la cara, trabajo ideal para la lhamo.
El oráculo se arrodilló junto a un pequeño altar e hizo unas pequeñas ofrendas de agua, flores, incienso, cebada, galletitas y una lámpara de manteca. Se puso un delantal y un chal, una corona de cinco puntas como el del buda maitreya y un pañuelo tapándole la cara.
Así ataviada comenzó a recitar mantras mientras agitaba una campana y golpeaba un pequeño tambor. En un ratito entró suavemente en trance con la entrada en su cuerpo de su dios laboral, lo que se notó al tener pequeñas convulsiones e hipos.
Así ataviada comenzó a recitar mantras mientras agitaba una campana y golpeaba un pequeño tambor. En un ratito entró suavemente en trance con la entrada en su cuerpo de su dios laboral, lo que se notó al tener pequeñas convulsiones e hipos.
El oráculo ya dispuesto, de una forma absolutamente tranquila pero con la cara algo descompuesta y tensa, empezó a recibir a las gentes que allí habían acudido, las cuales eran tocadas y bendecidas por los instrumentos que la oráculo portaba, mientras recitaba sus oraciones. La oráculo preguntaba qué se quiere solucionar y a continuación daba las pistas para ello. Para terminar, el oráculo ataba en cada uno de los dedos corazón de las manos, unos hilos de colores que sirven de protección para sus portadores.
Llegado el turno de Alicia la oráculo según la vió le dijo que tenía gran mente y gran corazón, y procedió a ayudarla para resolver sus cuitas. Al poco fui yo, empujado literalmente por Alicia. Como no tenía muy claro qué exponer, la oráculo enseguida me preguntó que qué hacía allí, si había ido sólo a curiosear o tenía algo que resolver. Balbuceé mis propósitos y la oráculo me dio pistas para encaminarme.
Siguió mucha gente después consultando con la lhamo, y para cuando la ceremonia finalizaba sólo quedábamos en el lugar Alicia, la alemana y yo mismo junto con un par de lugareños. La curiosidad de los otros turistas había saciada hacía rato y se habían marchado.
Así pude contemplar cómo la lhamo volvía con su ceremonia de mantras con campana y tamboril, fue quitandose su atuendo y finalmente, y tras unos suaves hipos y convulsiones, su posesión se había retirado y a ella volvía la sonrisa de una anciana encantadora.
Así pude contemplar cómo la lhamo volvía con su ceremonia de mantras con campana y tamboril, fue quitandose su atuendo y finalmente, y tras unos suaves hipos y convulsiones, su posesión se había retirado y a ella volvía la sonrisa de una anciana encantadora.
Tras salir de la casa del oráculo, la alemana me ofreció que la acompañara al monasterio de Thikse en su último día en Ladakh, pero como era muy fea le dije que no.
Mi idea original al llegar a Ladakh era haber ingresado por una semana en un monasterio budista para hacer meditación y ver cómo viven los monjes, pero entre el ajetreo de ir de un lado para otro, y el ver el ambiente turístico de los monasterios por donde había pasado, me habían apartado un poco esa idea de la cabeza.
Espoleado por Alicia, cambié ese objetivo por el de acudir a las enseñanzas del Dalai Lama en el valle Nubra. Sin duda se trataría de una gran oportunidad. Habitualmente a las enseñanzas de Dharamsala o de cualquier otra por el mundo acuden miles de personas, sin embargo en Nubra, al ser un lugar tan remoto, restringido y de difícil acceso, los visitantes tendrían que ser obligatoriamente muchos menos, pudiendo estar mucho más cerca de él y en un ambiente mucho más distendido.
Por la tarde vimos a Oriol y a Naty y les contamos lo que se habían perdido esa mañana por no habernos visto antes. Esa noche del 18 de julio cenamos por última vez los cuatro y nos despedimos con tristeza de Uri y de Naty, y prometimos volver a vernos. Ellos no estaban muy interesados por el Dalai Lama y en unos días se dirigirían hacia Delhi.
Antes de haber salido de Leh para Alchi y Lamayuru, dejé encargado en una agencia de viajes el trámite del permiso de entrada para Tso Mori Ri, un espectacular valle y lago de Ladakh al que yo tenía previsto ir en una excursión en moto de unos cinco días. Cuando fui a recoger el permiso pude comprobar que incluía además del Tso Mori Ri, otros lugares restringidos, entre ellos el de Nubra, así que decidí utilizarlo para entrar a ver al Dalai Lama. El problema era que por fechas, mi permiso me servía para entrar al valle, pero no para salir. El permiso de Alicia, por su parte, le permitía salir, pero no coincidía con la fecha de entrada al mismo.
Ni corto ni perezoso falsifiqué los permisos introduciendo en cada uno el nombre del otro y haciendo fotocopias para que no se notara. Pero sí que se notaba, y mucho.
Mi idea original al llegar a Ladakh era haber ingresado por una semana en un monasterio budista para hacer meditación y ver cómo viven los monjes, pero entre el ajetreo de ir de un lado para otro, y el ver el ambiente turístico de los monasterios por donde había pasado, me habían apartado un poco esa idea de la cabeza.
Espoleado por Alicia, cambié ese objetivo por el de acudir a las enseñanzas del Dalai Lama en el valle Nubra. Sin duda se trataría de una gran oportunidad. Habitualmente a las enseñanzas de Dharamsala o de cualquier otra por el mundo acuden miles de personas, sin embargo en Nubra, al ser un lugar tan remoto, restringido y de difícil acceso, los visitantes tendrían que ser obligatoriamente muchos menos, pudiendo estar mucho más cerca de él y en un ambiente mucho más distendido.
Por la tarde vimos a Oriol y a Naty y les contamos lo que se habían perdido esa mañana por no habernos visto antes. Esa noche del 18 de julio cenamos por última vez los cuatro y nos despedimos con tristeza de Uri y de Naty, y prometimos volver a vernos. Ellos no estaban muy interesados por el Dalai Lama y en unos días se dirigirían hacia Delhi.
Antes de haber salido de Leh para Alchi y Lamayuru, dejé encargado en una agencia de viajes el trámite del permiso de entrada para Tso Mori Ri, un espectacular valle y lago de Ladakh al que yo tenía previsto ir en una excursión en moto de unos cinco días. Cuando fui a recoger el permiso pude comprobar que incluía además del Tso Mori Ri, otros lugares restringidos, entre ellos el de Nubra, así que decidí utilizarlo para entrar a ver al Dalai Lama. El problema era que por fechas, mi permiso me servía para entrar al valle, pero no para salir. El permiso de Alicia, por su parte, le permitía salir, pero no coincidía con la fecha de entrada al mismo.
Ni corto ni perezoso falsifiqué los permisos introduciendo en cada uno el nombre del otro y haciendo fotocopias para que no se notara. Pero sí que se notaba, y mucho.
Juan, parece que ha habido inundaciones muy importantes, con muchos fallecidos en la zona de Leh y los informativos anuncian la desaparición de 2 españoles en Lamayuru y otros 4 entre Leh y Manali. Por tus publicaciones sabemos que hace pocos días estabas por esos lares, pero ignoramos donde te encuentras en la actualidad. Probablemente ya estés en otra zona de India. Sabemos lo dificil que es, a veces, cominicarse. No obtante, si tienes la posibilidad de enviarnos un breve mensaje, a todos los que te seguimos en tu blog, y que seguimos viajando contigo, te lo agradeceremos infinitum.
ResponderEliminarUn abrazo,
Dani-Lleida
Hola Juanjito, acabo de llegar de Los Piris, te hemos echado mucho de menos, hemos hecho unas excursiones vertiginosas de esas que te gustan, eran bastante peligrosas y cuando eran hipermortales sacábamos la cuerda.He estado con mis amigos los escaladores y se ha venido también el Techos.
ResponderEliminarUn saludo.
Así que no te fuiste con la alemana porque te acosaba y no era de tu agrado, ya sabía yo que aunque nosotros también te acosamos al menos tenemos nuestro encanto.
ResponderEliminarJa,ja,ja...
Saludos
HOLA A TODOS:
ResponderEliminarESTOY VIVO. HACE DIAS QUE ABANDONE LEH Y TAMBIEN MANALI. AUNQUE EN EL CAMINO PUDE VER CAMIONES VOLCADOS Y ESTUVE RETENIDO HORAS POR DESPRENDIMIENTOS EN EL VALLE DE KULLU, FINALMENTE NO QUEDE ATRAPADO DEBAJO DE NINGUNA PIEDRA NI DE NINGUNA MUJER.
RESUMIENDO: ESTOY BIEN. REPITO: ESTOY CASI BIEN.
SALUDOS,
JUANJ.
Señor ten piedad, Cristo ten piedad. Esta bien que de vez en cuando nos digas en el momento que estás bien. Ya se sabe que las noticias de los des-informativos son muy catastrofistas, es lo que vende. Si no por el blog, por el correo, que entre nosotros ya nos informamos. ¿Llevaste paraguas?
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