lunes, 14 de junio de 2010

MANALI, ESPERA SEMIACTIVA

Tras una noche algo dura en la que sólo iba abrigado con una camisa y en la que apenas pude pegar ojo, el autobus me dejó a las cinco de la mañana del día cinco de junio en Manali, lugar frío y húmedo, rodeado de bosques y montañas, en el valle de Kullu. Me puse a caminar, pero como yo quería alojarme en Old Manali, colina arriba al otro lado del río, finalmente cogí un tuktuk que me llevó por cuenta propia a Manu Guesthouse, un sitio muy tranquilo y con gente bastante agradable.
Nada más alojarme en la habitación me dormí hasta el mediodía. Por la tarde visité New Manali y busqué una peluquería. Encontré una muy fina unisex donde entré y me hicieron justo el corte que quería, tomándose su tiempo y sus precuaciones, y terminando la ceremonia con un enérgico masaje en la cocorota.


New Manali no me agradó ni lo más mínimo. Llenísima de coches, motos y gente, la población es fea y está llena de comercios llenos de naderías y mierdolas. Buscaba un reproductor de MP3 y no lo encontré.


Al día siguiente caminé hasta la cercana población de Vashish, al otro lado del río Benas, el principal de la zona.
En el camino pude hacer maravillosas fotos del valle, en el que tras una primera línea de montañas boscosas cubiertas de enormes abetos, se alza a la vista un segundo nivel cubierto de nieve. De hecho, Manali, es la principal estación de esquí de Himachal Pradesh.
Vashish es una población de una sola calle, llena de restaurantes, tiendas de deportes de aventura y un templo en la parte alta. Comí en la terraza de un restaurante con grandes vistas al valle. Además fui preguntando en las distintas tiendas de motos para comprar una Royal Enfield vieja. Mi idea era viajar desde Manali a Ladakh, recorrer Ladakh y viajar después al sur por Cachemira, hasta llegar a Delhi. Y una vez allí, volver a vender la moto. Pero el precio doblaba lo que me habían dicho y con los costes de la cámara de fotos, desestimé la idea.


A la vuelta de Vashish continué caminando y visité la Old Manali auténtica, no donde yo me encuentraba alojado, la zona de turistas, sino donde vive la gente que trabaja del campo, en casas de madera pintadas de vivos colores, algunas de ellas con más de doscientos años, y donde la gente realiza sus tareas domésticas y relacionadas con la recolección.


La tarde de este día, cuando ya estaba de vuelta en el guesthouse, comenzó a llover y no paró en dos días. En ese tiempo permanecí basicamente en el hotel y salía a alguna cafetería o restaurante para comer. Me dediqué a la lectura abordando el temible Péndulo de Faucault de Umberto Eco, un libro apasionante y en el que viene todo, oiga.

Después de que escampara, el día 10 de junio, decidí, no sin miedo, alquilar una moto y probar cómo es eso de conducir en India, por carreteras de montaña, con una máquina vieja que no conoces cómo funciona, y lloviendo. Fue una vieja Royal Enfield, de 350 cc, diseño de 1956 y motor especificación de 1960.

Se me hizo difícil su conducción. Al principio no podía salir en cuesta, calándoseme constantemente, porque cuando yo creía que metía primera, estaba metiendo la segunda marcha. En primer lugar tuve que ir a New Manali a llenar el depósito: atasco, lucha por el hueco. Ya con depósito lleno de combustible me dirigí a Solang, la estación de esquí que está a 11 km de Manali. Allí el atasco era monumental ya que la carretera era estrecha, pero pasaba de todo en los dos sentidos a la vez. El lugar estaba abarrotado de gente que participaba en el parapente, en el descenso en balón y en el paseo en caballo. El parapente presentaba un grave riesgo para el que lo practicaba y para los que estaban a su alrededor, ya que esta actividad aquí consiste en lanzarse desde una colina y en un vertiginoso y corto paseo de unos 200 metros, aterrizar a gran velocidad entre la muchedumbre que está en la explanada, entre grandes gritos para que la gente se aparte. Yo una vez me tuve que lanzar a un lado como en Con la muerte en los talones cuando un parapente fue a aterrizar justo en el lugar en el que yo estaba tomando unas instantáneas. Quedé finalmente envuelto en tela e hilos del ave de poliéster.
¡Ah!, y también había que esquivar a las pelotas rodantes que acechaban en cualquier lugar.


Continué excursión y mi intención era seguir con la moto el camino hacia el Rothang Pass, un collado camino de Ladakh, a 50 kilómetros de Manali, pero fue imposible porque según iba subiendo la carretera, empezó a llover y a hacer cada vez más frío, y la línea de nieve no se veía lejos. En esta carretera la verdad es que pasé algo de miedo ya que aunque no había mucho tráfico, todo coche venía en sentido contrario, y tal como ya había visto, la normas de tráfico de India no obligan al vehículo a ocupar su sitio, sino que el vehículo más grande ocupa el que estima conveniente. Así, en esta estrecha carretera de montaña que había tomado, con fuertes pendientes (circulaba en primera), cerradísimas curvas y vistosos precipios, todos los coches que me venían no dejaban de ocupar el centro de la calzada, dejándome a mí tan sólo un estrechísimo margen para circular.
Como ir hacia las montañas no me lo iba a permitir ni la meteorología ni mi preparación para ese día, decidí dar la vuelta e ir en sentido contrario. En lugar de adentrarme en las montañas, ir saliendo del valle. Volví a visitar la pequeña localidad de Vashish y después recorrí el valle de Kullu, rodeado de bosques de coníferas hasta la pequeña Patlikuhl, para regresar por el otro lado. Dejé la moto sobre las siete de la tarde, poco antes que anocheciera. Había estado ocho horas ininterrumpidas con la moto: intensas, duras, sin comer.


Otro día me fui a hacer una pequeña excursión al valle oeste de Manali. Un río atraviesa este profundo barranco rodeado de bosque de abetos y con el fondo de la alta montaña nevada. La ruta fue muy accidentada puesto que al poco de haber comenzado, vi a lo lejos a otros excursionistas en busca del paraiso que seguían el camino. Tomándoles de referencia, en un rato les alcancé pero no me percaté que ellos estaban siguiendo el camino equivocado, y yo también. Les superé y continué, pero el camino que había sido una vez una hermosa vía de comunicación, se fue convirtiendo en un cada vez más estrecho sendero en el que había que ir apartando la agresiva maleza pinchuda. La gran humedad de la zona hacía resbaladizo además buena parte del sendero. Además, pegado al precipio y cubierto de vegetación, no se veía el límite del suelo. Me di cuenta de que me estaba metiendo en un buen lío si la cosa no cambiaba rápido.


La primera vez resbalé, pero aún cayendo como metro y medio, tuve la habilidad de hacerlo de pié entre unas piedras. Menudo susto, de la que me había librado.
Continué avanzando temeroso y tras un recodo, junto a un lugar de gran frondosidad y humedad, pisé un lado del camino sin suelo, sólo hierba. Perdí pié y caí, me golpeé en la cadera con una piedra del sendero, me agarré a unas ramas y a la tierra en un acto reflejo, pero estas no aguantaron mi peso y volví a caer, esta vez en un agujero de otro metro y medio donde paré con la parte más baja de la espalda en una roca cubierta de musgo, haciendome un fuerte daño en el coxile. Allí me quedé un buen rato muy dolorído y tembloroso, pero con sensaciones positivas de no haberme hecho nada importante.
Cuando me pude restablecer, cogeando e indeciso comprobé que ese era el fin del camino, para mi y para cualquiera que viniera detrás. Di la vuelta y comencé a regresar sobre mis pasos.
No hay dos sin tres y volví a resbalar. Ya no caí a ningún agujero, pero en mi caída me volví a golpear la cadera. Demasiado. Iba hecho un crister.

Aquí dejo fotos de mi mismo en el agujero y del punto final del supuesto camino.


Me encontré con la pandilla a la que había superado y que seguían mi mismo camino, y les hablé de los peligros de continuar por allí. Uno de ellos me dijo que sí, que se debían haber equivocado, porque habían visto a gente pasar por otro camino más arriba en la montaña.
Deshice los pasos y aunque estaba hecho polvo, dolorido todo el cuerpo, cuando llegué a la bifurcación del camino bueno vs. camino malo, cogí, por aquello de probar, el bueno, y me di un plazo para ver qué me encontraba y para seguir las últimas tendencias de la medicina deportiva, que aconseja tratar las lesiones con ejercicio moderado para acelerar su recuperación.

Ahora el camino ya era una maravilla. Cómodo, amplio, bonitas vistas, seguro. Estuve recorriéndolo durante una hora y media, hasta que llegué a un campo de cáñamo seguido de una cascada. Era tarde y estaba muy dolorido, por lo que decidí dar la vuelta. Pero dos horas más de camino y habría llegado a una perdida aldea en medio de los montes himalayos. Ahí es nada.
De vuelta en Old Manali aún tuve fuerzas de ver el arranque del mundial de fútbol.



Al día siguiente me levanté hecho una piltrafa, muy dolorido, apenas me podía mover, por lo que permanecí en el guesthouse la mayor parte del tiempo. Y desde que me accidenté he pasado los días moviéndome muy poco del hotel, donde hace bastante frescor y humedad. Así que a mis dolores corporales, he incorporado un catarro para redondear la faena.

A todo esto yo estaba en Manali como escala para acceder a Ladakh a través de la montaña con pasos de casi 5.000 metros. Pero el mal tiempo estaba haciendo que la zona permaneciera cerrada por la nieve. Cuando está abierto se puede ir de dos maneras, o en un minibus que tarda un día, solución rápida y económica; o la que yo quería hacer, en un 4x4 en dos días, parando en los lugares de interés.

He estado esperando mucho tiempo a que se abra el paso, pero cuando parecía que se abriría, seguía permaneciendo cerrado. Y como yo, en Manali hay mucha gente esperando. Finalmente hoy, día 14, se ha comunicado que la carretera seguirá cerrada al menos una semana más porque está impracticable.
Por lo tanto, tras tantos días de espera, voy a cambiar mi ruta y voy a entrar en Ladakh por el sur, atravesando Cachemira. Una vez visitado Ladakh, intentaré hacer este paso de montaña, pero en sentido contratrio para llegar de nuevo a Manali, y después ir hasta Delhi.
Desde Manali hasta Ladakh por Cachemira son cuatro días de camino, y parece ser que en Jammu, Cachemira, lugar por donde he de pasar, hay algún que otro disturbio. Seguramente me ponga en camino mañana día quince, cuerpo todavía dolorido, moquillo todavía suelto.

9 comentarios:

  1. Bonita moto!!y bonitos agujeros donde caerse!!Cuidate esas caderas.
    Un beso.
    Tere.-

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  2. Hola Juanjo, ya me pensaba que los Cachemiros te habían pegado unos palos, he visto en la tele que la cosa está mal, por las imágenes sólo te tiran piedras y parece que con buena puntería.

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  3. Los caminos hay que seguirlos "pa'lante","pa'lante" aunque haya signos evidentes de que no es el camino bueno, como la peligrosidad absoluta y los precipicios vertiginosos. Eso no es lo que te hemos enseñado en los Boy Scouts. Si está el Techos contigo avanza por lo menos 200 m más que tú, fijo!!

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  4. Hola, Juanjo!, en la foto se aprecia que tanta caída te despeinó un poco el trabajo de peluquería tan bueno que te habían hecho!, en fin, cuida las magulladuras y el catarro antes de meterte en otra!.
    besos. María.

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  5. Buen relato amigo. Aunque después de tanta penalidad, es para pasar de la montañita, pillar la moto e irse directamente a las Maldivas, pero.....todo llegará.
    Un abrazo y mucho ánimo.

    Dani.
    PD. Por lo que estoy leyendo Herzog y cía lo pasaron peor.

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  6. Donde va a parar, ahora se te ve la cara, con tu pelo cortaito, te podías haber esperado un poco más a cortarlo, por la moto, así serías como los isiraiders, pero de la india, claro. Mira por donde pisas, no tengamos un disgusto. Nos vamos a ver a KISS, ya te contaré. Viva Suiza, Honduras, Chile y el Atleti. De lo que te estás librando con el jodido mundial, que ascazo, tío, todo el puto día mundial. Que ganas de que empiece la liga. El veintisiete de agosto jugamos la final de la Supercopa de Europa contra los espaguetis del Inter, nunca nos han ganado, espero que siga la racha. Cuídate y no hables con desconocidos.

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  7. Hola Kôji: muy seguidor del Aleti pero a ti lo que te pasa es que no te gusta el fúrbol.

    Kiss!!

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  8. Ánimo J:

    píllate un hoola hop y la de Burning: "mueve tus caderas..."
    O eso o te vas por las casas de lenocinio... que a ver si le pones un poquito de XXX a tus relatos!
    ;)

    Un abrazo!

    ;Maldö

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  9. Piensa en lo que te digo, pero sobre todo piensa mucho más en lo que te dice Maldo. Te lo vamos a agradecer todos. Haz fotos ... y si puedes vídeos, mejor. Un ósculo

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