miércoles, 11 de agosto de 2010

EL TEMPLO DORADO

El día 9 de agosto, al día siguiente de la visita a la frontera hindo paquistaní y ya con una enorme colección de picaduras de mosquito en mi tren inferior, me fui a visitar el Templo Dorado. Como no llovía, pude pasear cómodamente por el lugar.

Amritsar es la capital y ciudad santa del Punjab, la tierra de los Sikhs, Sijs o tal como se debería pronunciar para el castellano parlante: Sikjs.

Este pueblo tiene su propia religión y acostumbran a llevar el pelo cubierto, el cual además se lo dejan largo, pero sin que se pueda ver. Los más jóvenes llevan un pañuelo con una, para mí, ridícula bola en la parte delantera donde acumulan sus rizitos. Los mayores utilizan un turbante de impresión, muy vistoso, y que para que no se lo lleve el viento o no se lo quite un mono, lo llevan amarrado con una correa negra como la de los tricornios, la cual no se suele ver porque va escondida entre sus habituales densas barbas. También hay alguna gente que en lugar de correa lleva otra tela a forma de mortaja que les da un aspecto tirando a muy tétrico. Además muchos llevan un kirpan, una pequeña espada curva que representa la soberanía política y espiritual de los sikjs, o sea, que lo llevan por si la cosa se complica. Según mi pobre apreciación, las mujeres visten sarees al estilo hindú, pero igual hay detalles en su indumentaria que se me escaparon. Pero eso sí, son una explosión de color.
Llegué caminando hasta el lugar, y de tanto ir y venir, al final me acabé conociendo bien el trayecto, e incluso los atajos para ahorrar unos buenos minutos. La ciudad está colmada de mierda, vacas, perros y rickshaws, y todos sus conductores se dirigían a mi ofreciendose para llevarme al templo. Casi siempre les contestaba amablemente, pero es fácil perder la paciencia, que son muy pesados.
En el camino disparaba fotos a destajo pero con mucha discreción, como se podrá observar.


Dejé los zapatos y calcetines en consigna, me cubrí mis leoninos cabellos con mi braga roja, me lavé cara y manos y crucé las piscinas que limpian los pies y que dan acceso al templo.
En la entrada, uno de los soldados con turbante y lanza me preguntó que si llevaba armas, no; cigarros, no; mechero, no; etcéteras, no. Me preguntó que de dónde era y sonriente me dejó pasar.
Los Sikjs del templo dorado son extremadamente simpáticos y sonrientes, y se sienten muy felices de que las gentes del mundo visiten su templo sagrado. Fuera del templo son gente muy seria y resultan ser los más trabajadores y confiables de los pueblos que conforman India.


El sijismo, la religión de esta gente, se formó en medio del conflicto entre el hinduismo y el islam; es monoteista con tradiciones hindúes. Hay en el mundo como 23 millones de sikjs, por lo que es la quinta religión mundial en número de adeptos. La creó el señor Gurú Nanak en el siglo quince, el cual decía que la religión debería ser un medio de unión entre los seres humanos, pero, en la práctica, ésta parecía enfrentar a las personas; estaba en lo cierto. Su intención era llegar a una realidad más allá de las diferencias superficiales entre las dos religiones. De ahí su máxima "No hay hindúes, no hay musulmanes".


Los sikjs tienen un libro sagrado, el Gurú Granth Sahib que tiene la particularidad de haber sido escrito por los propios fundadores de la religión, a diferencia de los libros sagrados de otras grandes religiones.
El libro original se guarda en el Templo Dorado, pero existe una copia en cada templo. A cada ejemplar se le trata como si fuera una persona viva, acostándolo cada noche en una cama del templo y abanicándolo. Toma ya.

El Templo Dorado es un lugar inmaculádamente limpio y blanco, y cuando llegué estaba abarrotadísimo de personas. Algunos varones se desnudaban, quedándose en sus preciosos gallumbos y dándose un ligero chapuzón en las aguas del lago que rodean el templo.
Allí casi todo el mundo me saludaba y sonreía, y muchos venían a mi a preguntarme de dónde era y qué me parecía el lugar. El buen rollito es absoluto. Me recuerda, por oposición, a la Meca, donde no podré ir salvo seccionamiento de cuello.


Di dos vueltas a las instalaciones y a cada momento me paraba para retratar tan impresionantes personajes en tan luminoso lugar. Y es que muchos de los sikjs son realmente altos y sus ropas son en muchos casos, muy llamativas.

Tristemente no entré en el interior del templo, ya que al visitar el lugar en fin de semana, la cola de sikjs era brutal y es que yo no soy mucho de hacer colas.

Descansé por el lugar sentado mientras observaba el espectáculo humano y arquitectónico y finalmente me marché después de haber estado bastantes horas.



Al día siguiente acompañé a Rodrigo, un viajero argentino, hasta la estación de trenes con la intención de comprar un billete para Delhi, pero como era domingo no se podía comprar un billete con un día de antelación; pero como además los trenes salen muy temprano, no se puede ir al día siguiente a comprarlo porque las taquillas estan todavía cerradas ¿?
Como era la hora del almuerzo, en la estación me comí unas empanadillas modelo fritanga, error.

Al atardecer volví de nuevo al templo dorado para ver la puesta de sol reflejada en el templo de chapa. Volví a pasear y a conversar con los sikjs, alguno de los cuales eran de un  apasionado discurso estupefaciente  (es decir, que me creaban estupefacción). Muchos además me pedían fotografiarnos juntos.
Finalmente cené en el templo dorado, pues en este lugar se cocina constantemente para los visitantes.
Sentado en el suelo en un enorme y abarrotado comedor, y despertando la admiración de la población local (yo era el único extranjero comiendo allí en ese momento), me tomé un plato de lentejas picantillas, dos panes chapati y un muy rico arroz con leche, además de un cazo de agua. Error.
Al terminar me pasé por la zona donde limpian todas las vajillas, que son de latón, y el sonido era peculiar a la par que ensordecedor.


Una vez más y en medio de la oscuridad regresé al hotel donde me habían dicho que al día siguiente ellos me comprarían el billete de tren para desplazarme por la tarde a Delhi. No problem, me dijeron. Ya.

Al día siguiente les recordé lo de mi billete de tren y tras llamar y hacer las gestiones, resultó que ya no había plazas, por lo que les pedí un billete de autobus en litera. No problem, me dijeron. Ya.
Esta repetición la he hecho para crear tensión, que al final sí que había plaza en autobus, pero no en litera, sino en asiento donde no cabía, para variar.

A las diez y media de la noche estaba prevista la salida del autobus, una especie de mastodonte donde en su techo colocaban enormes mercancías, por lo que el autobus hace de bus y de camión. Su interior es de lo más austero y feo, todo en hierro y donde las camas ocupan la parte superior de los asientos de la derecha. La gente metía un montón de cajas que dejaban en el estrecho pasillo, dificultando enormemente el movimiento. Un tipo quería meter sus cajas en mi hueco de los pies y debajo de mi asiento, a lo que me opuse expulsando lo que me intentaba colocar, que si no quepo con todo vacío, imaginad si además me lo rellenan.
Cometí el error de haberme lavado y puesto ropas limpias ese día. El viaje de unas nueve o diez horas con las ventanas abiertas para que se ventile la estancia, así como los asientos y todo el entorno roñoso, hizo que cuando llegué a Delhi, toda la ropa estuviera sucísima, mi cuerpo ultra pegajoso, y mi pelo tieso.
Como ya estoy endurecido por las penurias del viaje, pude pasarme casi toda la noche durmiendo con las piernas fuera del asiento posadas sobre las cajas del pasillo y la espalda doblada para apoyar la cara en el respaldo. Amigo, es que estoy echo un contorsionista de los medios de transporte.

12 comentarios:

  1. Según tengo entendido tú ya eras un contorsionista capaz de dormir en cualquier lugar y de cualquier manera. ¡No vas a ser capaz de dormir en un trasto con ruedas!
    Primera vez que oigo hablar de los sikjs y de su religión. Pero es curioso a uno de los de las fotos me parece que lo conozco. En cuanto a lo del Gurú Granth Sahib... ¿les dan un trago de vez en cuando o esta gente no bebe?, ¿les llevan al baño?

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  2. Al del turbante rojo, que está en el agua

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  3. Hola Amérika: los sikjs no beben alcohol, en Amritsar es difícil encontrar cerveza, por ejemplo. Así que como mucho, al libro le dan una mirinda, pero no sé si se la beberá o declinará amablemente el ofrecimiento.
    El del turbante es el que limpia constantemente las aguas del lago, con el palo va arrastrando las algas y otras cositas hasta las esquinas. Es el único tipo que está guarro en el Templo Dorado, los demás van inmaculados, como la virgin.

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  4. Qué guapo con tu buff rojo en la cabeza, pareces un gondolero veneciano¡¡
    Saludos Zamoranos.

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  5. Y en la foto de abajo del todo, pareces un pobre grumete¡¡ja,ja,..
    Saludos Villabonenses del puente

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  6. A mí, en la foto de abajo, me recuerdas más bien a Wally, el de ¿Dónde está idem? Y aquí en Catalonia, te dirían que parece que llevas puesta una barretina, muy típica por estos andurriales. Muy bonito el Templo Dorado, lástima que no te animaras a entrar. ¿No te preguntó ninguno de los Sikhs con los que hablaste por el significado del texto de tu camiseta? A lo mejor así les habrías dejado estupefactos tú a ellos. Por cierto, ¿no eran estos tipos los malos malotes de una de las pelis de Indiana Jones? (la peor de todas, para más señas). Un saludo desde Castefa; espero que tu maltrecho cuerpo esté ya plenamente recuperado de las penalidades de Ladakh.

    David.

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  7. SIKH, religion maravillosa, de generosidad infinita. las mujeres usan el punjabi dress, traje de 3 piezas que tiene su origen en Punjab, y lo usan en casi toda la india las mujeres solteras, que al casarse pasan a usar los saris, pero en punjab siguen usando su vestido. Si alguien mira las noticias, el presidente de la india es Sikh.

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  8. Juanjo!!
    Al del palo juraría haberlo visto en otro de tus post con un paipai en la cabeza. ¿Sabes? estoy pensando en personificar uno de mis libros (como se hace con el GGS) ¿Debo empezar por el nacimiento?

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  9. Amérika: comienza por el final, así no te llevarás sorpresas, no vaya a ser no te guste como acaba. Igual el tío del palo es un agente secreto ruso que me está persiguiendo bajo diferentes atuendos desde que intenté, infructuosamente, robar la momia de Lenin.

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  10. Gracia por la aclaración Alicia, ahora he recordado que me habías comentado cómo era el traje de las sikjas.
    David, todavía no he recuperado el 100% de la sensibilidad en mi pié izquierdo pero es plenamente operativo. Hasta no hace muchos días me dolía de forma habitual la mano derecha, supongo que de haberme caído un poquito de la moto, pero como contaré en el capítulo de Agra, encontré a un misterioso personaje que me la acabó arreglando, sorprendentemente.

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  11. Que bonitas son todas las religiones, todas, todas. Que hijos de … Dios. Ailofviu

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